Según Federico Casal en su estudio titulado “Dos epidemias de peste bubónica en Cartagena en el siglo XVII (1648 Y 1646) y una terrible de paludismo en 1785”, no hay constancia en el archivo municipal de la fecha exacta de comienzo de la peste de 1676 en la ciudad de Cartagena.

El día 25 de junio de 1677 el Marqués de Montealegre emite una instrucción imponiendo las medidas que han de ser ejecutadas por el alcalde de la ciudad de Cartagena en orden a paliar los efectos de la epidemia. Si para controlar la evolución de la misma la ciudad necesita más médicos o medicamentos éstos le serán facilitados por los Corregidores de Murcia y Lorca, propone que se disponga de un hospital parada para cuidar a los enfermos incluida su asistencia espiritual. Cartagena quedó aislada por tierra y mar.

Al no ceder la epidemia, el 22 de julio se celebra un Cabildo para tratar la fiesta de Santa Rosalía, de la que un devoto había traído una reliquia desde Palermo, y mediar su intercesión. La ciudad, asolada por la epidemia, obvió el trámite de ratificación del Obispado que autorizó las rogativas a Sta. Rosalía con efecto retroactivo. Ante la persistencia de la peste, vuelve a reunirse el Concejo con la noticia de que en Nápoles había cesado la epidemia tras nombrar patrón a San Francisco Javier, así que se solicita al Obispado que este Santo, junto a Sta. Rosalía, intercedan por la ciudad de Cartagena y anotan su fiesta en el calendario de la ciudad.

Lamentablemente la epidemia no cesaba. El incremento de casos se debía a que no se ponía la separación entre los sanos y enfermos dejando que los convalecientes salieran de un lado para otro en busca de sustento. El Ayuntamiento tomó la decisión de que quien no cumpliera con su deber sería sancionado con mil ducados de multa y pérdida de su oficio. Como el Ayuntamiento se encontraba sin dinero se pidió dinero a los hombres de negocios hipotecando bienes de la ciudad.


El 27 de abril llegaron dos cartas de Purchena (Almería) para el Convento de San Ginés de la Jara, cartas que fueron leídas en el Cabildo municipal.

«Habiendo padecido esta Ciudad y sus vecinos una grande aflicción
de enfermedades de la cual mueren muchas personas y, visto por
esta ciudad que no cesaba, acordó que se echasen suertes entre los santos
por tener por patrón al que saliera en la suerte y, echadas, salió la
cédula escrita el patrón nombre del glorioso San Ginés de la Jara y,
aunque se barajaron por tres veces, éste volvió a salir de la misma manera,
y viendo esta Ciudad este prodigio, le nombró por su patrón y
mandó se observe una fiesta el día veinte y cinco de agosto y, por no haber
hallado en el Archivo papeles que se haya confirmado el voto por
ningún señor Prelado, acordó que se le hiciera súplica al Ilustrísimo
Señor D. Antonio de Ibarra, Obispo de Almería, para que mandara
aprobar el voto, y atendiendo su Ilustrísima la petición justa,
mandó confirmarlo v se puso por día de fiesta y. así mismo ofreció
el traer una reliquia del glorioso santo para ponerla en un retablo en la Capilla
Mayor, y para mayor perfección le escribe esta ciudad a Vuestra Paternidad
y demás comunidad para que le participen el hábito, penitencia
y principio del Glorioso Santo que con el aviso que hay sólo espera
para ponerlo en ejecución. Fía esta ciudad que del celo de su paternidad
se le hará aviso con toda prontitud. Dios guarde a Vuestra Paternidad
muchos años. De nuestro Cabildo Pucherna v Noviembre 1676.
Licenciado Luis de Quesada.—D. Bartolomé Lizana Pérez.—D. Alfonso
Bello de la Puerta.—Por Purchena Cristóbal de Arnedos v escribanos.—
Muy Reverendo Padre Guardián del Convento de San Ginés
de la Jara».

La otra carta decía lo siguiente:

“Habiendo padecido esta ciudad una grave epidemia de un achaque casi
no preceptible por los niños respecto de su voracidad, pues al que le daba no
duraba veinte y cuatro horas, determinóse echar suerte de patrono para ver
si con esta diligenciase pudiese minorar la fuerza de tal achaque, hubo quien dijo se
invocase al de esta ciudad, y procurando hacer inquisición quien lo era.
no hemos hallado noticias de quien, con que para uno v otro fin se
echaron en una cantara muchas suertes y en tres que un niño sacó cédulas,
salió el Glorioso San Ginés. cuvá noticia dimos al Sr. Obispo de
Almería, y Su Ilustrísima aceptó con gusto sumo la elección y justamente
prometió dar una imagen del santo, que se colocase en el altar
mayor de la parroquial de esta ciudad: Sólo queda para que tenga el
suceso y se espera que V. P. de su consentimiento enviando religioso y
unos habiticos para que alentada la devoción se procure así en limosna
para ese monasterio como en la devoción del Santo, proseguir y en socorro
de ese convento a que se promete esta ciudad gustosa pidiendo a
Dios guarde a vuesa Paternidad muchos años. Purchena Noviembre 12
del 1676.—Licenciado Luis de Quesada y Aguirre.—Alfonso Bello de
la Puerta.—D. Bartolomé Lizana.—Ante mí Cristóbal de Arnedo, escribano.—
Padre Guardián de San Ginés.

En vista de la lectura de estas dos cartas, el 27 de abril de 1677, el Cabildo votó por patrono de la Ciudad a “San Ginés de la Jara (25 de agosto), declarándolo por día festivo en la Ciudad v su campo.

Escribióse al Obispo de la Diócesis suplicándole confirmase el voto Ilustrísima contestó la siguiente carta:

«D. Francisco de Roxas Borja, Por la Gracia de Dios y de la Sede
Apostólica Arzobispo-Obispo de Cartagena, del Consejo de S. M.
etcétera, etc. Por cuanto la Ciudad de Cartagena hallándose con
la aflicción y desconsuelo de que se continuase en ella los achaques y
enfermedades que empezó a padecer el año pasado del setenta y seis y
procurando sin omitir las posibles diligencias humanas recurrir a la Misericordia
Divina por medio de sus gloriosos santos, ha votado por su
copatrón al glorioso padre San Ginés de la Jara por la particular devoción
que le tiene la dicha Ciudad y noticias de los singulares milagros
y grandes prodigios que con su intercesión ha obrado Nuestro
Señor, ofreciendo en dicho voto guardar intramuros de dicha Ciudad y
por día festivo el día veinte y cinco de Agosto en cada año para siempre
jamás en el día en que se celebra la fiesta del glorioso San Ginés de la
Jara, y para que dicho voto tenga la debida solemnidad, le aprobamos
y damos por legítima y verdadera, declarando como declaramos por
festivo día de guardar en dicho día veinte y cinco de Agosto de la festividad
del dicho santo en cada un año y mandamos a todos los vecinos
y moradores y demás personas que a la sazón se hallaren intramuros
de dicha Ciudad la guarden y cumplan en la misma conformidad
que los demás días de precepto dados y señalados por nuestra Santa
Madre la Iglesia y, para que lo referido tenga cumplido efecto atendiendo
a causa tan piadosa y del servicio de Dios Nuestro Señor, mandamos
despachar y despachamos la presente dada en nuestros Palacios
Episcopales de la ciudad de Murcia a primero del mes de Mayo de mil
setecientos y setenta y siete años.—D. Francisco Arzobispo-Obispo de
Cartagena.^—Por mandato del Arzobispo, Juan Sánchez Blanco».

El 21 de mayo se declaró oficialmente la desaparición de la epidemia en Cartagena, celebrándose otra vez el buen suceso con fiestas religiosas. Padecía Murcia aún los efectos de la mortífera epidemia, mucha la gente que la abandonaba para refugiarse en el campo de Cartagena y en la población, lo que se pudo evitar gracias al cordón sanitario establecido en los límites de su jurisdicción, a lo largo de la Rambla del Albujón donde había vigilantes a pie y a caballo con órdenes severísimas para impedir la entrada de personas, ropas, enseres y mercaderías, procedentes de Murcia, Totana, Elche y Requena.

María Dolores Ruiz
Licenciada en derecho. Me encanta viajar. Siempre elijo destinos con abundante Patrimonio Histórico. Nuestra comarca es inmensamente rica en patrimonio, expoliado en su mayoría. Aficionada a la fotografía. ¿Un sueño? hacer algún día el doctorado, pero me falta tiempo así que lo haré cuando me jubile. Desde el año 2011 trabajo con colectivos de defensa del patrimonio. En continuo aprendizaje de nuestra historia y de la huella que dejaron a su paso los que nos precedieron.