CARTAGENA CASTELLANA

Cuando en el 1245 las tropas del Infante Alfonso conquistan la ciudad de Cartagena, las primeras medidas que se toman son orientadas a la repoblación del territorio y la reactivación agrícola y mercantil de la ciudad y su puerto. Fernando III otorga a Cartagena el fuero de Córdoba con el objetivo de organizar la vida cartagenera por medio de distritos parroquiales y creando un concejo de la forma que antes se había hecho en la ciudad andaluza. Cuando Alfonso X llega al trono, ve en Cartagena un enclave estratégico de gran valor, por su carácter fronterizo con Granada y Aragón, por la posibilidad que ofrecía su puerto de ampliar las conquistas en el Mediterráneo, y por la oportunidad que presentaba de afianzar su poder sobre la alta nobleza. Por ello Cartagena recibe dos disposiciones que le otorgaron una posición especial dentro de la nueva configuración territorial del reino.

En primer lugar, se procede a la restauración de la antigua sede episcopal cartaginense en el año 1250, que supone el establecimiento del culto cristiano en la ciudad, constituyendo un nuevo cabildo en tiempos del Papa Inocencio IV, y que otorga a la Corona castellana la posesión plena de la ciudad. El proyecto supuso el relanzamiento económico de la ciudad con el objetivo de convertirla en un centro receptor de diezmos al obispado, y la construcción de la Catedral de Santa María sobre la ladera oeste del Cerro de la Concepción. Además, la obra emprendida desde el obispado fue fundamental para la conversión cristiana de la comarca, pues durante todo el siglo XIII se llevaron a cabo fundaciones de numerosos conventos y órdenes religiosas por todo el campo de Cartagena, como el convento de San Ginés de la Jara o el Monasterio en la Fuente Santa de Cartagena, localizado en el Cabezo de San Juan. Por otro lado, Alfonso constituye en la ciudad una orden militar en torno a 1272, la Orden de Santa María de España, reconociendo a la ciudad una condición semejante a la capitanía general de toda Castilla. Se reconstruyen las defensas y se levanta la torre del homenaje como estructura emblemática de la ciudad. En esta etapa el comercio marítimo a través del puerto de Cartagena intentó ser impulsado por la corona, exportándose desde el puerto materias primas e importándose manufacturas de todo tipo. Sin embargo, Cartagena sufriría un tras pies que entorpecería su progreso.

Primero, en el año 1291 Sancho IV autoriza el traslado oficioso del obispado y del cabildo hacia la ciudad de Murcia, por la inseguridad que ofrecía el territorio, pero especialmente por los intereses de la alta nobleza que se había asentado en las tierras fértiles murcianas, en posesión de la Iglesia. El traslado no fue autorizado por el Papa, continuando el nombre de la sede episcopal vinculado a Cartagena hasta la actualidad, pero supuso un retroceso económico y demográfico muy importante para Cartagena.

Además, situado en una frontera entre los reinos de Aragón y de Granada, el reino de Murcia se convirtió en una marca militar para Castilla. Aprovechando la debilidad de la Corona Castellana, Jaime II de Aragón emprende la conquista del reino de Murcia ocupando Cartagena en el año 1296, aunque ésta le será devuelta en el Tratado de Elche de 1305, convirtiéndose en señorío de Don Juan Manuel. Bajo el reinado de Pedro I, el puerto se convertiría en la base de las campañas marítimas del monarca contra la Corona de Aragón, suponiendo grandes problemas de abastecimiento y un peligro constante para la ciudad, que de hecho fue sitiada por las tropas aragonesas en 1357. A partir de este momento la ciudad se configura como un escenario de enfrentamientos entre las familias nobiliarias de los Manueles y Fajardos, que no terminarán hasta el reinado de los Reyes Católicos. Todos estos conflictos afectaron notablemente a Cartagena llegando a efectuarse intentos de conquista del Castillo en varias ocasiones.

Por tanto, a la población de Cartagena de los siglos XIV y XV vivió en un estado constante de alerta, en la que en numerosas ocasiones sus habitantes fueron los encargados de la defensa armada el territorio. Se trata de un período turbulento de la historia de Cartagena y su comarca en la que económicamente no puedo progresar, en la que demográficamente la ciudad vivió un retroceso muy significativo no sólo por las guerras entre Aragón y Castilla, o por las expediciones que realizaron los musulmanes de Granada o los piratas berberiscos, sino también por los episodios de peste que se manifestaron en varios ocasiones.

Bibliografía recomendada:

GUILLERMO Martínez, M. Cartagena Medieval. Museo del Teatro Romano Cartagena. 2014. 114 pp.

MAS García, J. Baja Edad Media. Siglos XII al XV. “Historia de Cartagena”. Tomo VII. Ediciones Mediterráneo. 1986. 434 pp.

MONTOJO Montojo, V. Cartagena en la época de los Reyes Católicos (1474-1516). “Murgetana”. Nº 71. 1987. Pág. 49-71.

TORRES Fontes, J. D. Juan Manuel, señor de Cartagena (1313-1347). 2009.

VEAS Arteseros. El Obispado de Cartagena. Una frontera político religiosa. “Murgetana”. Nº 114. 2006. Pág, 19-51.

Multimedia

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies
X