QART HADAST

La ciudad de Cartago, situada en la actual Túnez y fundada como colonia fenicia alrededor del 820 a.C., logró consolidarse en una posición hegemónica cuando se produce el colapso de la que había sido su metrópoli. Tras establecerse como un Estado fuerte, ampliará su influencia por todo el Norte de África hasta convertirse en el principal poder del Mediterráneo.

Desde su independencia, los púnicos, como son conocidos por la historiografía los cartagineses, orientaron su política comercial a la absorción de las factorías y ciudades que anteriormente habían fundado los fenicios en otras áreas costeras. Sicilia, Cerdeña, o Hispania fueron los lugares que mayor interés despertaron. La explotación de los recursos naturales de la península quedó pues en manos de Cartago, que aunque no llegó a ejercer un control propiamente dicho sobre el territorio, mantuvo una fuerte influencia sobre muchas de sus civilizaciones, como la de Tartésica. De sus prácticas comerciales han aparecido hoy algunos testimonios, desde los barcos fenicios Mazarrón I y II, hasta las ánforas y anclas que se han localizado en Cabo de Palos.

El crecimiento púnico, sin embargo, no tardó en encontrarse con los interés de la joven Roma, estallando en el 264 a.C. la Primera Guerra Púnica en Sicilia, con un resultado desastroso. Cartago se vio derrotada y obligada a abandonar sus posiciones en Sicilia además de abonar un costoso tributo. Se produce entonces un giro de los acontecimientos que lleva a los púnicos a poner el ojo firmemente sobre Hispania. Amílcar Barca, miembro de una de las más poderosas familias cartaginesas, desembarca en Gadir en el 237 a.C. e inicia una campaña de conquista contra numerosas tribus iberas, ampliando su área de influencia por todo el sur de la península, fundando a su paso ciudades como Akra Leuke (Alicante). Tras su muerte en batalla Asdrúbal, su yerno, toma el mando de las huestes cartaginesas emprendiendo una política diferente de negociación y colonialismo. Este comprende la necesidad de fundar una nueva capital para gestionar la provincia que estaban formando en Hispania, y escoge Cartagena en el 227 a.C. como su ubicación. Todo apunta a que refundó la antigua ciudad ibérica de Mastia hasta convertirla en la pieza clave para el dominio de toda la zona, y la llamo Cartago la Nueva, o Qart Hadast. En ella levantó un palacio que en la actualidad se encuentra en paradero desconocido, aunque los últimos estudios de Iván Negueruela sostienen que éste se construyó en las laderas del cerro del molinete. pero aún está por ver. Se emprendieron numerosas edificaciones destinadas a todas las exigencias que la ciudad tenía que responder. Levantaron templos los montes de la ciudad dedicados a Esmún, en el cerro de la Concepción, Aletes en San José, Baal en el monte Sacro; construyeron la plaza pública o centro de la ciudad donde estaba situado hoy en día la plaza San Francisco, y levantaron dos infraestructuras para la defensa y la recepción de tropa: la muralla de doble muro, con estancias en su interior para acoger material de guerra, caballos y elefantes, y el arsenal o puerto militar con el que facilitada las comunicaciones con Cartago.

En Qart Hadast sería elegido caudillo Aníbal, hijo de Amílcar; y desde Qart Hadast emprendería su marcha por los Alpes hasta Roma. Por ello la ciudad se consolida no solo como el núcleo económico y político de la zona, sino también como el bastión principal para la recepción de recursos y refuerzos desde Cartago, así como el presidio de los jóvenes príncipes iberos que Aníbal tomaba como rehenes para mantener la fidelidad de los pueblos que le juraban lealtad.

Cartago mantiene Qart Hadast bajo su dominio solo durante catorce años, pero la convierte en una plaza decisiva para sus intereses en Hispania y en todo el Mediterráneo. Son escasos los restos arqueológicos de este periodo que han sobrevivido y nos enseñan una pequeña muestra de lo que fue la Cartagena púnica, pero futuras excavaciones seguro podrán sacar a la luz más sobre su pasado y su historia.

Bibliografía Recomendada:

CAÑABATE Navarro, E. Historia de Cartagena desde su fundación a la monarquía de Alfonso XIII. Exmo. Ayuntamiento de Cartagena. 1974.

GONZALEZ Bravo, R. HERNÁNDEZ Hidalgo, M. Cartagena Púnica. Cartagena. 1987. 189 pp.

MAS García, J. De Qart-Hadast a Cartago Nova. “Historia de Cartagena”. Tomo IV. Ediciones Mediterráneo. 1986.

NEGUERUELA, I. El maravilloso palacio de Asdrúbal. Real Academia de la Historia. 2015. 334 pp.

NOGUERA Celdrán, J.M. Qart Hadast, capital bárquida de Iberia. 2013. Pág. 134-173.

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