CARTHAGO SPARTARIA

Tras la caída del Imperio Romano Occidental, Cartagena se vio bajo dominio visigodo, aunque su población se mantuvo altamente romanizada. Pero el reino visigodo, no obstante, era inestable y las luchas entre la nobleza y la corona se sucedían. Mientras tanto, el Imperio Romano Oriental había sobrevivido a las invasiones del siglo V configurándose como la nueva potencia mundial, con capital en Bizancio. Los bizantinos serán gobernados por Justiniano en su época de mayor esplendor, y su objetivo estaba encaminado a devolver el honor de los tiempos clásicos al Imperio Romano, decidiéndose a recuperar los territorios y provincias que habían formado parte de él. En el 552, los bizantinos habían ocupado parte de Italia y el norte de África en canpañas comandadas por el General Belisario.

Atanagildo, uno de los nobles visigodos en Hispania, solicita el apoyo militar de los bizantinos contra su rey Agila. La expedición enviada por Justiniano en estas fechas ayudó a la coronación del noble, con la consiguiente recompensa de una serie de territorios al sur de la Península Ibérica. Queda fundada de esta manera la provincia bizantina de Spania en el 555, que comprendería un territorio costero entre Malaca, actual Málaga, y Cartago Nova, Cartagena. Esta última pasó a llamarse Cartago Spartaria, y se configuró como la capital de la provincia bizantina. Los 61 años que Cartagena fue bizantina, vivieron una tapa intermedia de retorno a la civilización mediterránea y latina. Se restauraron los edificios públicos y palacios, se restablecieron las costumbres romanas, y la religión siguió siendo católica, sin la represión arriana que había sufrido en época visigoda, aunque se seguían los ritos bizantinos. Además, el emperador de Bizancio designada un “magister militum Spaniae”, un gobernador civil y militar de la provincia. Prueba de ello es la lápida conmemorativa de la reconstrucción de las murallas de la ciudad que encargó el magister Comenciolo, y que se constituye como uno de los restos bizantinos mejor conservados en España. Éstos gobernadores, de origen Patricio, fueron los que tuvieron plenos poderes para la reconstrucción de la ciudad y su engrandecimiento. Cartagena se configura entonces como un enclave de vital importancia a los intereses de los bizantinos en Spania, y los contactos entre Constantinopla y Cartagena cada vez se realizan más frecuentemente.

Sin embargo, mientras que Cartago Spartaria renacía en su grandeza por los católicos bizantinos, Hispania se debatía en un enfrentamiento de religiones. Leovigildo pretendía unificar toda Hispania a la fuerza del arrianismo, y como consecuencia, el sur de la península, aún muy romanizado y católico, se proclamó independiente con dos focos militares:. Cartagena y un amplio sector de la costa mediterránea, que obedecerían al emperador de Bizancio; y la Bética, Sevilla y el Algarve, que proclamarían rey a Hermenegildo. La derrota de estos últimos y el fin de la rebelión, supuso una represión que no fue sólo religiosa, también política. Cartagena se convirtió en un refugio para los perseguidos y un puerto por el que muchos emprenderían el exilio. Ahora, la provincia bizantina de Spania empezó a verse a los ojos de los visigodos como un estorvo, y comenzaron a realizar ataques sorpresas difíciles de prevenir.

La conversión de Recaredo y los visigodos al catolicismo complicaron la situación de Cartagena, cuya comarca comenzó a ser hostigada con ataques y escaramuzas. Por aquel entonces era gobernador de la ciudad el patricio Cesáreo, que a pesar de las peticiones de ayuda al emperador Heraclio no recibió refuerzos. Los bizantinos fueron perdiendo ciudades y territorios a pesar de las expediciones y marchas forzadas que se intentaron desde Cartagena, pero que terminaron en fracasos hasta tener que abandonar toda la provincia cartaginense a excepción de la ciudad bizantina, que resistía gracias a sus murallas. A pesar de que Cesáreo reclutó nuevas fuerzas, sufrió una derrota en la que el pequeño ejército que había formado fue casi aniquilado. Este desastre militar supuso que el gobernador y sus comandantes abandonaran Cartago Spartaria a su suerte.

Cartagena se rendiría a Suintila en el 616, que desmantelaba fortificaciones, saqueaba los palacios, y ejecutaba a toda la tropa bizantina. Suintila sería nombrado cinco años después como rey de los visigodos, dejando para el legado una península libre de bizantinos, y una ciudad, la de Cartagena, casi totalmente destruida.

Bibliografía recomendada:

GARCIA del Toro, J.R. Cartago Spartaria : estudio histórico-arqueológico de la industria espartera en la Prehistoria y Edad Antigua en el Sureste.  Murcia : Academia Alfonso X El Sabio. 1980. 46 pp.

MAS García, J. Alta Edad Media. Siglos V al XIII. “Historia de Cartagena”. Tomo VI. Ediciones Mediterráneo. 1986. 510 pp.

RAMALLO Asensio, S.F; RUIZ Valderas, E. Bizantinos en Cartagena. Una revisión a la luz de los nuevos hallazgos. “Annals de l’Institut d’Estudis Gironins”.  Nº 38, 1996-1997 . Págs. 1203-1221

VIZCAINO Sanchez, J. Carthago Spartaria en época bizantina. La documentación arqueológica. Universidad de Murcia, Departamento de Prehistoria, Arqueología, Historia Antigua, Historia Medieval y Ciencias y Técnicas Hitoriográficas . 2003.

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