“Cartagena fue el puerto al que arribó la flota española tras la victoria de Lepanto. La ciudad se volcó con los heridos y don Juan mandó organizar una procesión en la que figuraron los estandartes y banderas de las naves vencedoras en una imagen que ha permanecido en el imaginario de la ciudad. Esa procesión, según la tradición popular, estaba encabezada por el Cristo de marfil que tenía en su camarote y tenía la iglesia de Santa María como destino. La talla, que parece haber sido regalada al héroe por doña Juana, hermana de Felipe II y por lo tanto de don Juan en mayo de 1559, habría sido donada por don Juan a la antigua parroquia, siendo colocada en la subida al coro de la iglesia de Santa María. Luego pasaría a una capilla lateral para posteriormente ser guardada en la sacristía de dicha iglesia”[i]

Este párrafo del catálogo de la exposición pasa posteriormente a describir la talla de marfil del denominado Cristo de Lepanto “Es una obra de extraordinaria calidad en la que la importancia histórica puede eclipsar los aspectos estéticos, que la acercan a la primera mitad del siglo XVI. La cruz no es original, habiendo sido sustituida imprudentemente por una nueva en los años 40 del siglo XX”

No obstante el primer párrafo entrecomillado refleja lo que la tradición popular, con  base fundamentada en la realidad, o no, ha traído a nuestros días. No obstante, en dicho párrafo se  contiene un error importante puesto  que confunde la Iglesia de Santa María con la Catedral de Cartagena, única iglesia parroquial en aquel entonces. En los terrenos dónde, a comienzos del siglo XVIII, se empieza a construir la actual iglesia de Santa María de Gracia se levantaba la ermita del mismo nombre[ii].  Por tanto, si se trata de encontrar fundamento a la tradición, transmitida de boca en boca a lo largo de los siglos,  la imagen del Cristo de Lepanto hubo de depositarse en la Catedral de Cartagena Santa María la Mayor, teoría que parece plasmar María Comas Gabarrón cuando ubica  el Cristo de Lepanto como parte de la iconografía religiosa de la Catedral de Cartagena[iii]

En dónde no tiene cabida la duda es en el  recibimiento que la ciudad de Cartagena hizo a D. Juan de Austria  puesto que se encuentra documentado en las actas capitulares [iv] y en una carta  de Juan de Guevara al Sr. D. Pedro de Escobedo fechada en Cartagena el  21 de abril de 1575  que describe cómo Cartagena paseó al Sr. D. Juan por las calles y disparó gran cantidad de artillería [v].

La importancia de la imagen se visibiliza también en el encargo que el Ayuntamiento de Cartagena hizo a Federico Casal para salvar cuántas piezas resultara posible durante la Guerra Civil española. Gracias a su intervención se salvaron las imágenes de la Virgen del Rosell, los Cuatro Santos esculpidos por Francisco Salzillo, el archivo parroquial de Santa María de Gracia, el Cristo Yacente de Capuz  y el Crucifijo de marfil del Cristo de Lepanto, ubicado en Santa María de Gracia.

Por otra parte, en la región de Murcia aparece otro Cristo de Lepanto en el monasterio de Santa Ana del monte en Jumilla cuya propiedad también se otorga a D. Juan de Austria.  “En dependencias de la biblioteca y archivo conventuales se custodia la diminuta talla labrada en marfil policromada de un “Cristo crucificado”, fijado sobre cruz y peana de madera, de autor anónimo y de 26 cm. de altura, celebrada como el “Cristo de Lepanto” que data de hacia 1571, perteneció a Don Juan de Austria , hijo natural de Carlos V y hermanastro del monarca Felipe II) e iba en la nave que comandaba el estratega durante la batalla de Lepanto, de donde proviene su advocación. Fue regalado a la comunidad franciscana en 1613 por Juan Bautista Fernández Pacheco, virrey de Nápoles, duque de Escalona y marqués de Villena, siendo grande la relación que existía entre el noble y los frailes, habida cuenta que pasaba largas temporadas de descanso estival en el convento.[vi]

Si bien la propiedad del Cristo de Lepanto de Jumilla está documentada, la del Cristo de Lepanto de Cartagena se mantiene en la más absoluta oscuridad.

  1. Por una parte la Parroquia de Santa María afirma que detenta la propiedad de la imagen a través de una donación, sin atestiguar ésta con prueba documental alguna.
  2. De otro lado la tradición y el poder civil afirma que fue un regalo de D. Juan de Austria al Concejo de Cartagena y que se depositó en la Catedral de Cartagena. Esta última afirmación tampoco encuentra su base en documento alguno.

Quizás la clave de todo esto se encuentre en el archivo de la Diócesis Carthaginense, infranqueable para cualquier erudito en la materia que pretenda investigar sobre todo si se trata de un tema “tabú” como es la Catedral de Cartagena. No obstante, al igual que consta la relación de los bienes muebles  de la Catedral de Cartagena en Murcia relacionados en un libro manuscrito en el Archivo del Ayuntamiento de Murcia [vii], la Iglesia,  caracterizada por su excesivo celo en la conservación de documentos debiera conservar documentación sobre el traslado de los bienes muebles cuando la Catedral de Cartagena había caído , una y varias veces,  en la ruina más absoluta situación descrita por última vez por  Francisco de Paula Oliver en 1886[viii] y , decimos esto, porque resultaría básico para conocer la verdadera historia de la procedencia del Cristo de Lepanto de Cartagena (tal y como sucede con el de Jumilla) ubicar con certeza temporal la llegada de dicha talla de marfil a Cartagena y el lugar  dónde se depositó. Ambas cuestiones resultan de suma importancia, a falta de documentos, para saber con certeza quién detenta la propiedad del Cristo. Salvo que la iglesia,  en último caso, pueda atestiguar documentalmente la donación que afirma la página región de Murcia digital[ix] que detenta la Parroquia.

Por consiguiente estamos ante una excepcional talla de marfil cuyo origen es desconocido y cuya propiedad también es dudosa pero que  la tradición en Cartagena  mantiene que fue donada  al Concejo de Cartagena en 1575 por D. Juan de Austria cuando la ciudad lo recibió tras la batalla de Lepanto siendo depositado en la Catedral de Cartagena y posteriormente trasladada, con la ruina de ésta, a la Iglesia de Santa María de Gracia.

Por otra parte el Cristo iba a viajar a la exposición “Signum”  en Caravaca en el año 2017, sufriendo una desafortunada caída que impidió su traslado[x] y que, años después, tras una moción en el Pleno del Exmo. Ayuntamiento de Cartagena [xi]  condujo al actual  proceso de recuperación en el Centro Regional de Restauración de la Comunidad Autónoma en Alcantarilla dónde fuimos a verlo.

Según los técnicos del centro de restauración se trata de una pieza excepcional que proviene de talleres especializados en la talla de marfil  ubicados en Centro Europa existiendo en la región, según nos dijeron,  tan sólo un Cristo de Marfil de tamaño similar en la Iglesia de San Juan de Dios cuya factura corresponde a  talleres italianos.

Las medidas de la pieza, tallada en bulto redondo en una sola pieza (cabeza, cuerpo y piernas)  es de 65 centímetros de largo y 65 centímetros de ancho a la cruz dónde  los brazos que se unen independientemente al torso.  Le faltan cuatro dedos de la mano izquierda y dos de la derecha. Se ha perdido el paño de pureza en los laterales de la pieza, unidos a la escultura cincelada mediante espiches y “recuperados” en una  intervención anterior con yeso.  Intervención que ha sido desechada en su actual restauración y deja ver como el artista solventó esta cuestión y que aporta, si cabe,  más valor al estudio del Cristo de marfil. La Cruz fue sustituida por otra mucho más moderna que carece de valor artístico alguno.

Según información recabada de los técnicos del Centro de restauración de la región de Murcia, que en la actualidad están interviniendo en la obra,  el Cristo de Marfil  es de un incuestionable valor artístico adaptándose su forma a la del colmillo sobre el que se cinceló.  El Catálogo de González Simancas  muestra una fotografía del Cristo de marfil sobre la rejería del coro de la Iglesia de Santa María y, en su descripción, dice que es el que según la tradición llevaba D. Juan de Austria en su camarín durante la Batalla de Lepanto,  pero que no tiene mucho valor artístico puesto que es “corto de piernas y largo de brazos” [xii] Opinión personal, la de González Simancas,  que contrasta con el preciosismo en los detalles (párpados, lóbulos de las orejas, boca, dientes, pelo, musculatura, etc) que el artista supo plasmar con la dificultad añadida de tenerse que ceñirse al cincelar la talla al grosor y tamaño del cuerno de elefante ya que  sólo ensambla  brazos y paño de pureza. El Plan Director de la Catedral de Cartagena [xiii] también reconoce la excelencia de la talla en marfil y recoge la tradición popular que ubica el Cristo de Lepanto en la Catedral de Cartagena a través de Soler Cantó “Al regreso de la batalla, las escuadras arribaron en el puerto de Cartagena y en ella se desembarcaron los trofeos y los prisioneros, llevando en solemne procesión hasta la Iglesia Mayor, el Cristo de marfil de la cámara real, que quedó depositado allí” [xiv]. Hace mención expresa el Plan Director al hecho de que el traslado del Cristo de Lepanto al coro de la Iglesia de Santa María no se cita expresamente en ningún documento, reiterándonos en que tampoco documentalmente está probado que provenga de una donación a la Iglesia de Santa María de Gracia.

Destaca, en nuestra opinión,  el Cristo de Lepanto de Cartagena por su valor material e inmaterial ligado a la tradición, o a la realidad si es que pudiera demostrarse fehacientemente, de su cesión al Concejo de Cartagena por D. Juan de Austria en 1575.

 

REFERENCIAS

[i] Rodríguez Rubio. Catálogo de la Exposición Signum .2017, pág.  400

[ii] Rubio Paredes, José María “El templo de Santa María de Gracia de Cartagena heredero de la Catedral Antigua”. 1987. Pag. 59 y ss.

[iii] Comas Gabarrón, María “Pedro SanMartín y la Catedral antigua de Cartagena”. Dialnet. Pag.35

[iv] Pérez Adán, Luis Miguel https://www.laverdad.es/murcia/cartagena/fotohistorias/juan-austria-cartagena-20220205234050-ntvo.html

[v] Licenciado Baltasar Porreño “Historia del Serenísimo Sr. Juan de Austria”. Madrid 1894. Pag. 389-390

[vi] Delicado Martínez, Francisco Javier “Escultura e iconografía de Cristo crucificado en Jumilla (región de Murcia)”. Dialnet. Pag. 805-806

[vii] Lasarte , Valentín “Inventario detallado de las alhajas, pontificales, casullas… y demás enseres… de esta Sta. Iglesia Catedral de Cartagena” fechado en 1897.

[viii] Paula Oliver, Francisco “Un monumento histórico : descripción de la antigua catedral del Obispado de Cartagena e investigación sobre las formas que en diversos periodos del cristianismo ha adoptado la planta de esta Iglesia” 1886

[ix] https://www.regmurcia.com/eventos/38333

[x] https://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2017/12/06/armo-san-quintin-monto-cristo-31800598.html

[xi] https://www.cartagena.es/gestion/documentos/42631.pdf

[xii] González Simancas. “Catálogo monumental de Murcia”. Tomos II. Pág. 327 y Tomo III fotografía número 184.

[xiii] De la Hoz Martínez, Juan de Dios; “Plan Director de la Iglesia de Nuestra Sra. De la Asunción. Catedral Antigua de Cartagena”. 2021. Pag.

[xiv] Soler Cantó, J. “Historia de Cartagena. Desde antes de su fundación hasta finales del siglo XX J.C. Pág. 173. 1990

María Dolores Ruiz
Licenciada en derecho. Me encanta viajar. Siempre elijo destinos con abundante Patrimonio Histórico. Nuestra comarca es inmensamente rica en patrimonio, expoliado en su mayoría. Aficionada a la fotografía. ¿Un sueño? hacer algún día el doctorado, pero me falta tiempo así que lo haré cuando me jubile. Desde el año 2011 trabajo con colectivos de defensa del patrimonio. En continuo aprendizaje de nuestra historia y de la huella que dejaron a su paso los que nos precedieron.