CARTAGENA RENACENTISTA Y DEL SIGLO DE ORO

Cartagena desde su reconquista había tenido carácter fronterizo con el Reino de Granada y Aragón, de hecho en la mitad del siglo XV, bajo el señorío de don Pedro Fajardo, había sufrido algunas expediciones por parte de los musulmanes granadinos. Sin embargo, la situación iba a cambiar al menos en uno de los dos frentes. Enrique IV de Castilla autorizaba el matrimonio de su hija Isabel con Fernando de Aragón, produciéndose la unión de ambas coronas, y el fin de las hostilidades entre estos reinos. De esta forma, Cartagena queda pacificada y su puerto se convierte en una importante base de operaciones para la política mediterránea que los Reyes Católicos iban a emprender.

En 1518 Carlos I juraba como rey ante las Cortes de Valladolid, terminando la regencia de Cisneros que había centrado su política marítima en la preponderancia de dos arsenales: Barcelona y Cartagena. Ahora, el nuevo emperador continuó centrando su atención en los asuntos mediterráneos, multiplicando las expediciones contra turcos y norteafricanos,  y convirtiendo de esta forma el puerto de Cartagena en uno de los astilleros más importantes del país, y un enclave fundamental para agrupar la flota española. En aquel tiempo, Vasco de Quiroga, alcalde mayor de la ciudad, se enfrentó a las exigencias de los comuneros cartageneros que llegaron apoderarse durante un breve tiempo del Castillo de la Concepción, pero cuya rebelión no se emprendió contra el rey, sino contra las familias nobiliarias de los Chacón y los Fajardo que habían desatendido a los vecinos; así como tuvo también algo que ver la rivalidad entre los antiguos regidores del campo, y los nuevos comuneros, los pescadores.

Pero lo cierto es que Cartagena se potenciaría notablemente por su papel militar y defensivo como base de las galeras reales, procediéndose al refuerzo de sus murallas y la construcción de diversas fortificaciones costeras, como el fuerte de Navidad, o Torres defensivas por toda la comarca. El puerto sirvió como un cañón que apuntaba hacia dos direcciones: África y Europa. Hacia África  partieron expediciones como la que se realiza en 1541 hacia Argel, que resultó un fracaso absoluto para la armada española; y hacia Europa, porque desde Cartagena se iniciaba el “camino español” de los tercios imperiales que llegaban a Flandes.

En tiempos de Felipe II, a las insurrecciones de los moriscos hicieron que en Cartagena se reforzarán aún más las fortificaciones con el fin de proteger las instalaciones militares, los caseríos, y los conventos e iglesias que se había levantado. El núcleo urbano se había configurado como una ciudad conventual donde se habían establecido dominicos, agustinos y franciscanos, y donde sorprendentemente no fueron levantadas más parroquias a pesar de las peticiones que el Concejo realizó a la diócesis. Pero Cartagena también se había convertido en la principal base militar de la política mediterránea de los reyes españoles respecto a sus posesiones en Italia y como freno símbolo de ello se produce la construcción de las casas del rey, donde se hospedaron personajes tan célebres como Miguel de Cervantes.

El siglo XVI se trata de una época de gran importancia social y urbanística para Cartagena, porque la presencia de tropas terrestres y de marinos de la armada supuso un movimiento de población flotante que incidía en el desarrollo de la ciudad portuaria. Un desarrollo demográfico que se vería alterado con las sucesivas epidemias de peste bubónica que asolaban la ciudad. La religión se convirtió en el abrigo para muchos de los cartageneros que comenzaron a reunirse en cofradías, de las que actualmente persiste la de Nuestro Padre Jesús Nazareno, conocida como la Cofradía Marraja.

Sin embargo en el esplendor que para Cartagena supuso el siglo XVI y el Renacimiento, quedo atrás en el Barroco y el Siglo de Oro, pues se alejaron de Cartagena los escenarios de atención trasladándolos a las guerras atlánticas y europeas. Cartagena vive el siglo XVII con un vecindario reducido, empobrecido y depurado por las epidemias y la pobreza. Solo el naciente desarrollo urbano serviría como cimiento de la grandeza que la ciudad iba adquirir en el siglo siguiente.

Bibliografía recomendada:

COLAO, A. Descripciones de Cartagena en el siglo XVI: Hurtado, Cascales, Cervantes. Athenas Ediciones. 1969.

MARTINEZ Lopez, J.A.; NOGUERA Celdrán, J.M.; MADRID Balanza, M.J. y MARTINEZ PERRIS, I. Las defensas de la Cartagena renacentista: evidencias arquitectónicas recientes de las murallas de Carlos I y Felipe II. “Anales de Prehistoria y Arqueología”. Nº 30. 2014.

MONTOJO Montojo, V. Cartagena en laépoca de Carlos V. Crecimiento demográfico y conflictividad social, transformaciones económicas. Academia Alfonso X el Sabio. 1987.

RUBIO Paredes, J.M. Cartagena puerto de mar: Carlos I en Cartagena. 1979

SOLER Cantó, J. Cuatro siglos de epidemias en Cartagena. Athenas Ediciones. 1970.

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