Mazarrón es un municipio perteneciente a la Región de Murcia que ostenta el rango de “Villa” oficialmente desde el año 1572, en la actualidad cuenta con una población aproximada de 30.000 vecinos.  El municipio es conocido a nivel nacional e internacional por diversos motivos: por tratarse de una zona de gran influencia turística derivada de sus atractivos costeros, por sus actividades agropecuarias, por sus vestigios arqueológicos donde destacan los barcos fenicios y sus minas de alumbre.

El origen de la terminología de Mazarrón no es claro, la arqueóloga municipal Martínez Alcalde nos dice que el topónimo podría proceder del árabe al-mezer que significaría ocre rojo o de marsa-aron que significaría “Puerto Vivo” o “Puerto en Alerta” (Martínez, 2014, 21). Alonso nos dice que algunos autores también lo han denominado como puerto de los Romanos, pero el topónimo más aceptado actualmente es el  de ocre rojo (Alonso, 60, 1974).

A finales del siglo XIV la población de este territorio costero era escasa, se situaba en la costa y sus principales labores se debían a actividades relacionadas con la pesca, las salinas y la agricultura. Sería a finales del siglo XV cuando esta situación cambie coincidiendo con el comienzo de las explotaciones de las minas de Alumbre. El diccionario de la Real Academia Española define el alumbre como “Sulfato de alúmina y potasa que se halla en algunas rocas y tierras, y que se emplea para aclarar aguas turbias, como mordiente en tintorería y como astringente en medicina”. La principal finalidad de este mineral en los siglos XV y XVI sería su utilización como mordiente de tintorería, ya que, era un fijador de tintes muy codiciado en esa época. Los principales centros de exportación de este mineral serán Inglaterra, Flandes, Holanda y Alemania (Jorquera,1998, 163).

Las principales minas donde se hallaba este mineral estaban situadas en África, pero en el último cuarto del siglo XV Europa no podía seguir dependiendo de ellas y debe buscar otros lugares de extracción. Es aquí donde radica la importancia de las minas de Mazarrón, que sería el segundo yacimiento europeo de referencia en la extracción de este mineral, tras el de Tolfa, Italia, que empezó a ser explotado unos años antes (Alonso, 131, 1974).

Geográficamente la zona del sureste español es muy rica en este mineral, encontramos otras explotaciones de Alumbre situadas en Murcia y Almería, aunque de menor identidad y peor calidad como son las de Cartagena o Cabo de Gata (Almería).

En el contexto histórico nacional el comienzo de la explotación de estas minas coincide con la expulsión de los musulmanes y judíos en 1492, con el desarrollo de múltiples razias llevadas a cabo por piratas norteafricanos  y  con la influencia de las dos grandes familias de la zona. Sería el Duque de Escalona perteneciente a la familia Pacheco y al Marquesado de Villena quien recibiría el derecho de explotación y lo compartiría con la familia Fajardo perteneciente al Marquesado de los Vélez (Guillén, 2001, 7). A los que el Rey Enrique IV les concedió el terreno minero como obsequio tras su apoyo en la lucha contra los musulmanes (Alonso,1974, 42).  El aporte del capital monetario necesario para la creación de las infraestructuras de explotación, gestión y transporte de los usufructos sería realizada por comerciantes genoveses.

Escudo del Marquesado de Villena, fachada de la iglesia de San Andrés Apóstol.

Con la llegada de los Marqueses, comerciantes genoveses, trabajadores y la construcción de nuevos núcleos de asentamiento comienza la historia moderna de Mazarrón,  cuyo devenir estaría marcado por las relaciones entre el Poder, la Sociedad y la Religión.

El Poder lo detentaba la minería y lo ostentaban los poderosos quienes se lucraban de forma directa o indirecta: por un lado los Marqueses legítimos propietarios de las minas, nos dice Andújar Casillo que el Marqués de Villena se beneficiaría más que el de los Vélez de esta explotación (Castillo, 2014, 40); En segundo lugar, los comerciantes genoveses, estos empresarios extranjeros eran los únicos con suficiente dinero como para embarcarse en ese gran proyecto de explotar las minas y exportar el alumbre obtenido (Guillén, 2001, 11-14). Por último, el Concejo de Lorca, era otro de los grandes beneficiarios, situado aproximadamente a 40 kilómetros de distancia, se lucraban de manera indirecta, ya que, eran los encargados de cobrar los impuestos. 

La Sociedad mazarronera de esta época estaba formada en su mayoría por obreros que vivían en base al trabajo minero, pero también existían otros ciudadanos que no se dedicaban a la minería y otros servicios complementarios, hay documentados varios comercios como tiendas, una botica o tabernas, pero todos en mayor o menor medida estaban vinculados tanto al poder como a la religión.

  Se crean tres asentamientos diferentes para la población: el primero situado en el “Castillo del Calentín”, Alonso nos dice que el topónimo vendría del latín “Castrum Calentinum” (Alonso,1974 69-70), también conocido como “Casas Viejas” del que no se conocen muchos más datos; en segundo lugar, habría un asentamiento en la rambla de Las Moreras; y por último en el actual centro de Mazarrón otro denominado “Casas Mayores” (Guillén, 2001, 8-10). Estos asentamientos tienen en común la lejanía a la costa, en parte debido a la necesidad de permanecer cerca de la mina, pero también ante el temor de los berberiscos y la falta de defensas en la costa para impedir estas razias. Junto a estos núcleos el Marqués de Villena  construye una casa fuerte y el Marqués de los Vélez construye un castillo. 

Castillo de los Vélez (Mazarrón) en la actualidad.

La Religión y el poder siempre han ido de la mano, teniendo en cuenta que hubo dos Marquesados, se erigieron un castillo y una casa fuerte y dos santuarios a escasos metros. Hecho que llama la atención, pero más si cabe, la categoría de ambos templos de culto, puesto que en una zona casi deshabitada mandaron construir dos Iglesias que distan entre sí escasos 100 metros en lo que hoy en día es el centro del municipio, lugar donde confluirán poder, sociedad y religión. Cada señor mandó construir su parroquia y cada párroco era impuesto y cesado por su señor. Se percibe como un claro ejemplo de cómo el poder de estas familias impulsado por los beneficios económicos que esperaban obtener mandaron construir dos Iglesias con apenas unos metros de distancia en un territorio donde no habitaban ni medio millar de personas. Guillén pone de manifiesto el hecho de que los señores se inmiscuyesen en todos los ámbitos de vida de sus súbditos incluso controlando no sólo la vida terrenal sino también la espiritual, (Guillén 2006, 37-43). Aquí no existiría una división entre la espada terrenal y la divina, los Marqueses intentan hacerse con el control total de sus trabajadores y de los terrenos a explotar, chocando muchas veces con el Concejo de Lorca durante su anexión y tras su segregación.

El Marqués de los Vélez construyó la Iglesia de San Antonio de Padua, situada en la actual Plaza del Ayuntamiento, se trata de una iglesia de estilo románico con una distribución de tres naves y un crucero (Jorquera Zamora, 1998, 417-418).

Iglesia San Antonio de Padua en la actualidad.

El Marqués de Villena construyó la iglesia de San Andrés Apóstol situada en la parte superior del municipio, compuesta por una sola nave, es la iglesia más antigua del municipio (Jorquera Zamora, 1998, 458). Nos dice Irigoyen y García que ambas contaban con un párroco que era designado por ellos,           pero estas iglesias debían obediencia a la Vicaría de Lorca (Irigoyen y García, 2008, 543-544).

Iglesia de San Andrés apóstol en la actualidad.

Las relaciones entre el Concejo y Mazarrón se fueron deteriorando con los años, comenzaron las prohibiciones y restricciones, la que más afectó fue el hecho de no poder talar árboles con los que poder encender los hornos de la mina (Guillén, 2001, 30-31), pero no fue la única en el libro “un siglo en la historia de Mazarrón 1462-1572, donde Guillén nos relata estos acontecimientos. Estos hechos fueron amplificados significativamente con la distancia entre ambos lugares, la supuesta pasividad del Concejo de Lorca que sólo bajaría a recaudar impuestos hizo que durante los años cuarenta y cincuenta del siglo XVI comenzasen a mostrarse las primeras desavenencias. A estos factores les debemos sumar las incursiones berberiscas que azotaban el litoral murciano y el temor a un brote de peste que se desató en Argel.

En los años sesentas las relaciones se rompen del todo, la creación de un gobierno no oficial integrado por un grupo de hombres que según Guillén se reunirían en la despensa del Marqués de Villena. comenzaron entonces las relaciones con la corona para exponer su situación y constituirse como villa independiente. La respuesta por parte de la corona fue favorable mientras que el Concejo de Lorca temía perder el territorio que más beneficios le otorgaba. La negativa de Lorca que recurrió esta decisión hizo que el proceso se alargase, pero finalmente en 1565 se aprobó la constitución de la Villa independiente siempre y cuando cumpliesen con el pago establecido.

Pero para poder recibir el privilegio de Villa pasaron 12 años, contando desde el momento en que se proclamó la cédula real que otorgaba su derecho a segregarse, según Alonso en este tiempo habrían reunido el dinero necesario unas tres o cuatro veces, porque las personas que llevaban el dinero a Madrid lugar oficial de residencia de la corte, no lo entregaban. (Alonso, 1974, 121-122).

Finalmente, en 1572 se hizo efectivo el pago y la concesión del privilegio de Villa, la ermita de la Concepción, creada en el año 1549 (Abellán Jiménez, J.A. 11-14), fue el lugar elegido por los mazarroneros para celebrar su segregación posiblemente porque no estaba vinculada al control de los Marqueses.

 

Bibliografía/webgrafía.

Abellán Jiménez, J. A.(2004) El milagro de la Purísima: historia y leyenda. 11-14. Mazarrón.

Alonso Navarro, S. (1974). Notas para la historia de Mazarrón. Murcia.

Andújar Castillo, F. (2014). Los alumbres de Mazarrón y el primer marqués de los Vélez: Fragmentos de una correspondencia. Martínez Alcalde, M; Ruiz Ibáñez, J. J., (2014) Felipe II y Almazarron: La construcción local de un imperio global. Vivir, defender y sentir la frontera. Murcia.

Franco Silva, A. (1980). El alumbre murciano. Miscelánea medieval murciana, (6), Revistas um. (http://revistas.um.es/mimemur/article/viewFile/j5191/5051) [Fecha de consulta: 05-02-2018] 237-272.

Guillén Riquelme, M. C. (2001). Un siglo en la historia de Mazarrón 1462- 1572 De la fundación de las Casas de los Alumbres a la concesión del privilegio de villazgo. Bullas, Murcia.

Guillén Riquelme, M. C. (2006). Crónica ilustrada de Mazarrón. (41-43). Mazarrón, Murcia.

Irigoyen López, A; García Hourcade, J.J., (2008). Documentación sobre la organización parroquial del campo de Cartagena (SS. XVI-XIX). Revista murciana de Antropología, Nº15, 2008, (541-557). Murcia.(https://www.researchgate.net/publication/27339862_Documentacion_sobre_la_organizacion_parroquial_del_Campo_de_Cartagena_siglos_XVI-XIX) [Fecha de consulta: 07-02-2018].

Jorquera Zamora, A. (1998). Cosas y hechos de mi pueblo: Mazarrón.(15-60). Fuente-Álamo, Murcia.

Martínez Alcalde, M. (2014). La vida, la defensa y la economía bajo un sol que no se pone. Almazarrón 1572 (19-36. Martínez Alcalde, M; Ruiz Ibáñez, J. J., (2014) Felipe II y Almazarron: La construcción local de un imperio global. Vivir, defender y sentir la frontera. Murcia.

 

Autor: Pedro Jesús Cánovas Lorenzo.

Coautores: María José Ciardella Pintado e Isidro López Zapata.

Pedro Jesus Cánovas Lorenzo
Pedro Jesús Cánovas Lorenzo es graduado en Historia por la Universidad de Murcia y estudiante del máster de Ciencias de las religiones: Historia y sociedad, por la universidad Pablo de Olavide de Sevilla. En el futuro le gustaría doctorarse en Ciencias de las religiones en la época Moderna. Reside en la ciudad de Totana, municipio situado al sur de la Región de Murcia, perteneciente a la comarca del bajo Guadalentín. Entre sus principales aficiones destaca la arqueología,la historia moderna, el atletismo y viajar.