La Virgen de la Caridad es la advocación que recibe la Virgen como patrona de la ciudad de Cartagena. La imagen, llegada en 1723 procedente de Nápoles, provocó la devoción del pueblo cartagenero por “paliar”, entre otros sucesos, varias sequías y un brote de cólera que sufrió la ciudad durante los siglos XVIII y XIX, provocando su consolidación como patrona a pesar de la ya patrona desde el siglo XIII, Virgen del Rosell. Desde el siglo XIX, esta imagen se ubicó en su templo, la basílica de la Caridad, ubicada junto al Hospital de la Caridad de Cartagena, abandonándolo en pocas ocasiones.
Sin embargo, este Viernes de Dolores, la imagen no ha podido estar presente en su templo, y es que desde el pasado julio de 2019, se encuentra en el Centro de Restauración de la Región de Murcia (CRRM), ubicado en la capital, con el fin de realizar un proyecto de conservación en profundidad de la pieza, cumpliendo el compromiso que Fernando López Miras alcanzó con el Hermano Mayor del Hospital de la Caridad de acometer las labores de conservación tan necesarias para la patrona, coincidiendo con las obras de conservación y restauración que se están están llevando a cabo en la basílica. Esto ha causado revuelo y malestar entre los ciudadanos de Cartagena ante la posible ausencia de la imagen durante su “día grande” y el ciclo pasional de Cristo.
Hay que atender, entonces, al estado en que se encontraba la imagen en el momento de trasladarla al taller, así como el largo proceso de análisis y actuación sobre la pieza para comprender la demora que ha sufrido la imagen y su ausencia en el Viernes de Dolores.
La talla de la Virgen de la Caridad llegó al puerto de Cartagena en 1723 desde Nápoles costeada por Francisco Irsino, hermano de la Junta del Hospital de la Caridad. Se piensa que puede estar realizada por el artista Giacomo Colombo y desde su llegada fueron numerosas las leyendas que circularon en torno a su origen, procedencia, su llegada a la ciudad e incluso su carácter milagroso, provocando la admiración y devoción de la población cartagenera.
Se trata de una escultura en madera policromada que representa la advocación de una Virgen de los Dolores, Virgen de la Piedad o de la Amargura, representando el dolor de la Virgen que sostiene entre sus brazos a su hijo ya fallecido. La imagen se realiza a través de una Virgen que mira hacia el espectador, buscando consuelo ante el dolor por la pérdida de su hijo. Este dolor se representa también a través de lágrimas artificiales que cubren su cara, así como de los siete puñales clavados en un corazón, colocados en el pecho de la Virgen, representando los siete dolores de la Virgen, el ciclo pasional de Cristo. En 1923, el pueblo cartagenero costeó la realización de la corona que remata la imagen actualmente. Se contrasta la expresividad de la Virgen y su cromatismo en las vestiduras, con la desnudez -a excepción del paño de pureza- y tranquilidad que transmite el Cristo yacente. Este fue esculpido para ser visto de frente, mostrando los cardenales y la llaga de su pecho como consecuencia del ciclo pasional.
Esta talla envejeció rápido con el devenir de los acontecimientos que tuvieron lugar en la ciudad de Cartagena, sufriendo incluso el expolio de su corona durante la Guerra Civil y su posterior devolución en 1955. Es por esto por lo que la talla, a finales de 1993, tuvo que salir por primera vez para ser tratada en el Centro de Restauración de la Región de Murcia, volviendo a ocupar su lugar en el templo en marzo de 1994.
En esta ocasión, en julio de 2019, la talla tornó de nuevo a este taller, debido al mal estado que presentaba la policromía, por el desgaste y envejecimiento del material. Una vez evaluados los daños, se procedió a realizar los trabajos de conservación de la pieza, consistentes, en primer lugar, de una limpieza química para, posteriormente, reintegrar la capa pictórica perdida.
La conservación de tallas de madera con policromía, como es el caso de la Virgen de la Caridad, supone un estudio a fondo de las distintas capas pictóricas que componen la escultura, a fin de identificar, en el caso de que existieran, los repintes y actuaciones sobre la pieza posteriores, diferenciándolas del original. El fin de la limpieza química consistirá en eliminar cualquier residuo que pueda afectar a la pieza: la suciedad, el polvo, los repintes (en caso de que existieran), entre otros muchos factores que atenten a la integridad de la capa cromática con el fin de prepararla para la reintegración pictórica.
La reintegración pictórica consiste entonces, en añadir el cromatismo adecuado a aquellas zonas que lo hayan perdido, centrándose únicamente en las lagunas que se hayan formado en la escultura, realizados siempre con materiales reversibles para garantizar en el futuro su correcta conservación y restauración.
A pesar de la pretensión del Hospital de la Caridad, de que la imagen volviera a la basílica antes del Viernes de Dolores, esto no ha sido posible, priorizando siempre la seguridad de la imagen y su correcta conservación por encima de su “día grande”, por lo que se estima que tendremos que esperar algún mes más para poder visitarla en la basílica de la Caridad. Por otro lado, se estimó que habrá que esperar hasta 2021 para ver finalizadas las obras de la basílica.
Bibliografía:
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- “Historia”. Extraído de: http://basilicacaridadcartagena.org/historia/
- Lorente, E. “La Virgen de la Caridad en el Centro de Restauración de la Región de Murcia”. 17/01/2020. Extraído de: https://cadenaser.com/emisora/2020/01/17/radio_cartagena/1579252091_019603.html
- Mármol, G. “El Hospital de la Caridad intenta traer a la Patrona para su día”. 18/02/2020. Extraído de: https://www.laverdad.es/murcia/cartagena/hospital-caridad-intenta-20200218004047-ntvo.html
- Mármol, G. “La Caridad irá en verano a Murcia para su segunda restauración en 25 años en el taller regional”. 15/02/2019 Extraído de: https://www.laverdad.es/murcia/cartagena/caridad-verano-murcia-20190215005503-ntvo.html
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